La irrupción de manifestantes en el palacio presidencial de Colombo en Sri Lanka obligó al presidente de 73 años, Gotabaya Rajapaksa, a comprometerse a renunciar el 13 de julio.
La situación continúa descontrolándose, pues ahora los manifestantes aprovecharon la piscina del palacio y las banderas para echarse un chapuzón y secarse, en protesta por la grave crisis económica en Sri Lanka. Varias agencias de medios captaron las protestas en fotos.
Este domingo 10 de julio los ciudadanos se niegan a abandonar el palacio presidencial argumentando que su “lucha no ha concluido”, al menos no hasta la renuncia del presidente.
Gotabaya Rajapaksa se comprometió el sábado a garantizar una transición pacífica en Sri Lanka derivada de la crisis, tanto política como económica, que se le atribuye por su mala gestión.
De hecho previamente, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ya había advertido la posibilidad de una crisis humanitaria.
El presidente pudo escapar porque las fuerzas armadas dispararon al aire y le permitieron abordar un buque de la armada que le trasladó fuera de la isla de Sri Lanka.
Hasta este domingo se reportaban 105 heridos entre los que se encontraban 7 periodistas, recupera la agencia AFP.
De acuerdo con el gobierno, la isla adeuda 51 millones de dólares –lo equivalente a mil 45 millones 925 mil 340 pesos-.
Crisis económica y política en Sri Lanka inició en 2019
La crisis económica en Sri Lanka explotó ayer 9 de julio, pero de hace unos meses varios movimientos de protesta se reportan como “vinculados” al clan gobernante.
Se trata de Mahinda de 76 años quien gobernó el país de 2005 a 2015, periodo durante el cual incrementó la deuda con China por los proyectos de infraestructura y la presunta corrupción.
El líder del clan político ganó respeto entre la mayoría étnica cingalesa por erradicar a la guerrilla de los Tigres tamiles.
Por otro lado, el origen de la crisis económica se puede rastrear entre los atentados yihadistas de 2019 y la pandemia del coronavirus, así como la disminución de impuestos.
Todo ello contribuyó a que no pudieran saldar su deuda externa, lo que llevó a una presión política que concluyó con la renuncia del presidente Gotabaya Rajapaksa.